miércoles, 21 de marzo de 2012

Hoy no es mi día

Hacía años que no oía algo similar. El sonido era como si mil cochinillos estuviesen cayendo justo encima de nuestra casa. Al principio me quedé horrorizada  pero luego recordé que mi hermana Brianna estaba tocando el tambor.
Claro, eso explica todo.          
Baje al salón, ya que acababa de despertarme, y le dije a Brianna que dejase de tocar o sino la casa se vendría  abajo. Siendo como es, dejo de tocar, como la vez que la dije que si no dejaba de gritar, vendría el hombre de la selva y se llevaría a flu-fi, su peluche favorito.
Brianna tiene una horrible manía de molestarme mientras intento dormir, y eso exactamente fue lo que pasó hoy. Así que esta mañana ha entrado tres veces: a las 9:23 entró a saltar en mi cama; a las 10:07 entró a ver si estaba viva; y ahora, a las 14:14, se pone a tocar el maldito tambor. ¡Como odio cuando me hace eso!
Cuando estaba bajando las escaleras, aparte de caerme con un peluche de Brianna, oí a mamá decir:
-Lilly, Brianna. Bajar a comer, hay sopa.
Como a Brianna le encanta la sopa, bajó empujándome y se pidió el plato más lleno.              
Después de comer, mamá me dijo que si llevaba a Brianna a la piscina municipal, me daría 10€. Así que, claramente, acepté. Hacía buen tiempo y la piscina no estaba tan llena de gente. Hacía tanto tiempo que no iba, que lo veía todo distinto. Cuando era pequeña, me daba miedo el tobogán gigante, que ahora es un tobogán enano para mí. También me daba miedo el lado hondo de la piscina porque pensaba que había tiburones, pero ahora que miro el número de metros de profundidad, sonrío.  1 metro  
Después, decidimos ir a comprar un helado y a continuación ponernos la crema solar. Fuimos a comprar el helado y después me tumbé en la silla para ponerme la crema. Cuando cogí el bote, noté algo pringoso y pensé que se había caído un poco. Pero resulta que estaba manchado de helado que se le había caído, como no, a Brianna. Era demasiado tarde para darme cuenta porque ya había cogido el bote y me había empezado a restregar la crema-lado. Olía a chocolate con crema y eso me disgustaba. Le dije a Brianna enfadada:
-¡Ponte la crema y ya estas desfilando hacia a la piscina!
Como ella se lo toma todo en serio, se fue desfilando de verdad. ¡Qué vergüenza! Ya estaba harta  de sus jueguecitos, así que la cogí en brazos y la tire a la piscina. A mí me pareció gracioso pero a ella no. Ojalá no lo hubiese hecho por que se puso a llorar tan fuerte que todo el mundo allí presente miró hacia ella. No tenía más remedio que tirarme y rescatarla.          
Después del remojón, le dije que ya era suficiente por hoy y que nos íbamos a casa. Me puso esa cara de cachorrito que siempre pone cuando quiere algo, pero esta vez no coló.
Estaba resistiéndome y entonces me dijo algo al oído que hizo que cambiase completamente de opinión:
-Si no me llevas a la tienda de chuches, me pongo a gritar y después le digo a mamá que no me has dejado bañarme.
Bueno como estaba cerquita, la llevé y la dije que se diese prisa o si no llegaríamos tarde a casa. Nada más entrar en la tienda se puso como loca eligiendo las chuches que quería. Era tan lenta que la di un empujón para que avanzase, pero hice mal. Se cayó de morro y tiro todas las chuches que tenía en la mano. Como siempre se puso a llorar, así que rápidamente pagué y me la llevé a cuestas hacia el parque. Al llegar al parque, fue corriendo al columpio y me dijo que la columpiase. Estaba cansadísima y no me apetecía, pero como iba a cobrar mis 10€, lo hice y bien porque no quería que Brianna fuese contando por ahí que la empuje dos veces, que la grité…
Ya no podía más y la dije a Brianna que ya eran las 16:56 y que teníamos que volver a casa. Bueno puso muchas pegas pero después de 5 minutos de discusión, la convencí. De camino a casa, nos encontramos a un señor que estaba vendiendo globos. ¿Y a que no sabéis a quien tuve que comprarle un globo? ¡A Brianna! Solo tengo dos cosas en contra de ese globo:
1º- Es el globo más horrible que he visto en mi vida. 
2º- Costó 3€.
Menos mal que ya se veía nuestra casa desde la cima de la ladera. Ya estaba cansada de tanto lloriqueo. Ya estaba cansada de tanto cuidar. Ya estaba cansada de ser la hermana mayor. Y sobre todo ahora sé lo que siente mamá todos los días.
Cuando estábamos a punto de doblar la esquina para pasar a nuestra calle, Brianna se encontró a su amiga y se pusieron a hablar un buen rato hasta que tuve que interrumpir en medio de su conversación para decir que nos íbamos. ¡Ya llegábamos! ¡Parecía un sueño hecho realidad! ¡Lo había logrado y con vida! Llamé al timbre y cuando mi madre abrió, entre escopetada. Le pregunté a mamá que cuando me daría mi sueldecillo y ella me contestó:
-Cariño no tengo 10€ aquí sueltos así que tendrás que conformarte sin ellos.
Me quedé boquiabierta y le dije que después de todo lo que había pasado merecía algo.

 Moraleja: Nunca le digas que "sí" a tu madre si se trata de cuidar a tu hermana pequeña.


Escrito por Lucía Pollán